“Tú también puedes ser sacerdote. ¿Por qué no lo haces?”
“Serás misionero en la selva entre los nativos y les darás mi Palabra. Caminarás mucho”.
“lo único que siempre me sostuvo fue el pensamiento de la Cruz, dulcísima consolación y vida de un misionero […] En esta vida con la cruz debemos conquistarnos el cielo y conquistar almas”
“Tengo 47 años. La alegría que siento es el haberte escogido a ti, mi Señor y Hermano, y el deseo de sentirte. Y luego el haberme entregado a los más pequeños de tus hijos, a los hermanos de la selva”.
“Gracias, Señor, yo te bendigo para siempre, para la eternidad. Soy débil y pobre, por eso en ti soy fuerte, muy fuerte”
“Funda Señor, la Iglesia Achuar y Shuar. Estoy en tus manos”
“Gracias, Señor, por la llamada tuya a su servicio, sin fijarte en mi pobreza, o más bien por haberte fijado en mi pobreza y haberme escogido”
“Siento que debo estar dispuesto a esto continuamente, a empezar siempre de nuevo, a no instalarme, [debo] perderlo todo de nuevo para ganarlo todo en el Señor, y esto siempre, fuera ya viejo de 80-100 años”,
“Señor soy una pulga entre los Achuar, pobre y débil, ayúdame a deshacerme siempre más de lo mío, para que lo tuyo quede transformado en lo suyo, elevándolo, no destruyéndolo”
“La paz que tengo viene ciertamente por vivir la llamada sacerdotal salesiana, pero en el carisma “Ad Gentes” entre los Pueblos de la Selva. La llamada fue y sigue clara, y siguiéndola sé que cumplo la voluntad del Señor, ya que para eso me creó, me llamó a la vida y me escogió”
“Ayúdame a entregarme siempre más especialmente a mis hermanos Achuar”
“Jesús [tú] me amas siempre, si bien a veces me siento envuelto en tinieblas, a pesar de mi poca generosidad y poco amor hacia ti y hacia mis hermanos. Pero estoy en la paz, y tú eres mi paz y mi alegría. Acoge, Señor Jesús, mi deseo total de fidelidad, amándote a ti y a ellos”
“Veo siempre que Jesús me guía en la obra misionera, y que abre caminos nuevos improvisos. Mi vida espiritual deberá ser marcada por una ilimitada confianza alegre en Jesús”
“¡Qué pobreza en mí, a mi edad! ¡Cuántos misioneros y religiosos o simples cristianos eran santos mucho más jóvenes que yo! Ayúdame a ser santo en Ti, en María.
“Eres mi esperanza única y total en la labor misionera ‘Ad Gentes’ entre los aborígenes que amo entrañablemente por don y llamado vuestro. Sostenedme hasta el fin”
“Pienso, Señor, en mi vida itinerante, sin casa fija. La casa de Wichim es un símbolo de mi pertenencia al pueblo Achuar, de hecho, no tengo casa, ya que otra Casa nos espera, luminosa y en la cual todos nos encontraremos”
“Temo tu silencio, Señor, ¡tan largo! Pero no puedo pretender que tú me hables como cuando me llamaste siendo niño, aunque creo que Tú lo puedes hacer”
“Ayúdame, Señor. Creo y espero en Ti, sin verte, ni escucharte. Pero sí, creo que sigues resucitado con nosotros y conmigo”